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noviembre 15, 2018El Sendero de un Mago- Anécdotas Mago Merlín y Arturo IV
noviembre 29, 2018
Recuerda nuestro mago/a interior en nuestras páginas se llamará Merlín. Él, que representa nuestra sabiduría interior, ha sobrevivido siglos, ha pasado por infinidad de pruebas. Pero nuestro mago reacciona ante la vida del mismo modo: «Él ve».
Lección Nº 16
Más allá de la vigilia, el sueño y la ensoñación, hay un número infinito de planos de consciencia. El mago existe simultáneamente en todas las épocas.
Cierta tarde, Arturo quiso saber porqué su amado maestro Merlín llevaba una túnica bordada de estrellas y lunas.
Entonces Merlín llevó al niño hasta la cima de la colina y le dijo: «¿Hasta dónde alcanza tu vista?
Y Arturo que le respondió: «Veo kilómetros de bosque que llegan hasta el horizonte. No puedo ver más.»
«¿Qué hay más allá de eso?» preguntó Merlín.
«El fin del mundo, el cielo y el sol, creo» respondió Arturo.
«Y más allá?», volvió a preguntar Merlín.
«Las estrellas y luego espacio vacío hasta el infinito» respondió Arturo.
Entonces Merlín lo llevó dentro de la cueva de cristal donde estaba muy oscuro y Arturo anticipándose a la pregunta de Merlín le dijo: «Antes que me preguntes te diré que allí afuera están el bosque, las montañas, el horizonte, el cielo, el sol, las estrellas el espacio infinito«.
Entonces Merlín le respondió: «Toma nota de esto; sin importar dónde vayas, el mismo infinito se extiende en todas las direcciones. Por lo tanto, tú eres el centro del universo dónde quiera que vayas. No hay aquí o allá, cerca o lejos. A los ojos del mago, sólo hay todas partes y ninguna parte.
Al saber esto, también tú deberías llevar una túnica de lunas y estrellas. Sin la ilusión de tus sentidos, te darías cuenta de que la Luna y las estrellas están aquí mismo y a tu lado. Te darás cuenta de esto a medida que tu alma entre en reposo, entonces verás los cielos en tu propio ser. Sin embargo una vez que vayas más allá de los sentidos, te encontrarás en dimensiones y mundos desconocidos que ni siquiera puedes imaginar».
Merlín tenía un concepto diferente sobre el tiempo. Él siempre le recordaba a Arturo que los magos viven en un presente eterno. «ustedes los mortales tienen la costumbre de creer que el presente es producto del pasado y fuente del futuro». Para explicárselo mejor le sugirió a Arturo que se proyectara en el futuro y que forjara una imagen mental de sí mismo, viéndose rodeado con todas las cosas que deseaba en este momento.
Arturo imaginó su futuro como soberano de Camelot.
Entonces Merlín le dijo: «Si imaginaste paz y sosiego sin temores, vive eso ahora. Trae el recuerdo de ese futuro que has imaginado en tu mente a este momento.
Siempre que surjan en tu mente sentimientos conflictivos de temor, ira o carencia, descarta esos recuerdos y suplántalos por lo que has visualizado en el futuro. Deja atrás la carga del pasado y permite que tu visión de un futuro realizado te guíe».
Esto significa vivir hacia atrás en el tiempo, como lo hacen los magos. Siempre tenemos la posibilidad de vivir hoy el sueño del mañana. No debemos limitarnos a vivir de los recuerdos del pasado. El mago prefiere dejar que el presente se forje en el futuro. El único tiempo que existe es el presente, que se va renovando constantemente.
El pasado es recuerdo y el futuro es potencial. El momento presente es la base para todo posible futuro que quieras imaginar, por eso siempre hemos dicho en las lecciones anteriores que «El poder siempre está en el momento presente». Al pasado no lo podemos cambiar, sin embargo lo que sí podemos cambiar es el hecho de que éste siga influyendo en nuestro presente.
Cuando el pasado continúa presente en nosotros lo único que produce son sentimientos de tristeza, de nostalgia y en muchos casos sentimientos de culpa y de rencor. Todo esto felizmente son recuerdos que aparecen en nuestra mente en forma de imágenes y pensamientos, y como dijimos anteriormente: los pensamientos se pueden cambiar.
Todos en algún momento del pasado hemos cometido errores, sin embargo somos merecedores de perdonarnos a nosotros mismos por lo ocurrido, sea como sea, el pasado es solo un recuerdo y no existe retorno a él.
Si dejamos que el pasado siga influyendo en nuestro presente mediante recuerdos y sentimientos negativos, lo único que hacemos es crear situaciones angustiosas y después renunciamos a nuestro poder culpando a otros de nuestras frustraciones. No hay persona, lugar ni cosa que tenga ningún poder sobre nosotros. En nuestra mente solamente pensamos nosotros.
Recuerda lo siguiente:
«Todo lo que hay en nuestra vida, es un reflejo de nosotros mismos. Cuando allí afuera sucede algo que no nos gusta, tenemos que mirar hacia adentro y preguntarnos: ¿ Cómo me lo he creado? ¿Qué hay dentro de mí que cree que me merezco esta experiencia?»
Louise Hay, «Pensamientos del Corazón», Ediciones Urano, 1991

Lección Nº 17
Quienes buscan jamás se extravían porque el espíritu los llama constantemente. Quienes buscan reciben pistas del mundo espiritual permanentemente. Las personas corrientes dan a esas pistas el nombre de coincidencias.
Para el Mago las coincidencias no existen. Cada suceso existe para develar otra capa del alma. Es espíritu desea encontrarnos. Para aceptar su invitación, debemos de estar desprotegidos. Al buscar, comencemos por el corazón. El corazón es el hogar de la verdad.
Merlín tenía la extraña costumbre de alegrarse cuando a Arturo le sucedían percances. Si Arturo regresa con heridas,
Merlín respondía: «Bien» con vos casi inaudible. En una ocasión Arturo estaba cortando lecha cerca de la cueva, el hacha se le resbaló de las manos y en un segundo le atravesó el zapato y por poco casi le cercena los dedos del pie.
Al oír los gritos de angustia de Arturo, salió rápidamente de la cueva y al ver semejante situación de peligro, Merlín lo único que atinó a decir fue lo siguiente: «Cada vez mejor».
«Cómo puedes alegrarte? Cada vez que me sucede algo malo pareces complacido» exclamó Arturo.
«No me alegraba de tus desgracias. Me alegraba de tus escapadas. ¡Si supieras que esos accidentes podrían haber sido peores! Tú te salvaste a ti mismo, o por lo menos estas aprendiendo a hacerlo. Los accidentes no existen, solo hay una causa y un efecto y cuando la causa está muy lejana en el tiempo, el efecto regresa cuando la causa ya se ha olvidado.
Pero puedes estar seguro que todo lo que te ocurre, ya sea bueno o malo, es el resultado de alguna acción pasada. En el Universo nada sucede al azar. Tus acciones pasadas no regresan a ti para castigarte sino para llamar tu atención. Son como pistas.
Las pistas que caen del cielo son mensajes del espíritu, pero debes estar alerta para captarlas. Si miras con atención verás que en cada coincidencia hay una pista disfrazada. Te toca a ti descifrarlas. Pero te diré algo, si hoy te hubieras lastimado realmente, yo no lo hubiera lamentado. Habría dicho: «Es difícil hacerle caso al espíritu». Pero como cada vez logras evitar más los desastres, puedo decir que estas aprendiendo a escuchar».
Los magos ven a través de la máscara, y en cada acontecimiento ven un mensaje del espíritu. Pero a veces nos resulta difícil poder descubrir que es lo que ese mensaje trata de enseñarnos. Por eso Merlín decía que los mensajes eran pistas.
Para que haya pistas es necesario que exista un misterio. Muchos de los misterios que nosotros denominamos desgracias o incluso castigos divinos, en realidad son producto de la compasión, porque Dios siempre toma el camino más amable para corregir los desequilibrios de la naturaleza. Somos nosotros los que provocamos los desequilibrios que Él debe purificar a fin de salvarnos de una desgracia mayor.
Las personas que buscan tratan de resolver esta paradoja de la indiferencia y el amor de Dios. Por qué digo esto?. Sencillamente porque la mayoría de las veces cuando nos suceden cosas terribles que nos producen un profundo dolor y tristeza, nos solemos preguntar, «Dónde está Dios», o porqué si Él existe, permite que nos suceda determinadas cosas que nos hacen sufrir tanto.
Yo, particularmente creo en un Dios amoroso, no en un Dios castigador. No está allí arriba mirando a ver cuántas veces nos equivocamos para juzgarnos. Los que nos juzgamos y no nos perdonamos nuestros propios errores somos nosotros mismos. Fuimos creados con libertad, con libre albedrío, y esto significa ser libres para elegir lo que queramos, bueno o malo, todo parte de nosotros mismos.
Las personas que buscan respuestas a cada cosa que les sucede lo hacen desde el amor, porque indagan en las crisis que la mayoría de la gente rechaza, porque en el sufrimiento, en el fracaso o el desastre es posible encontrar la Verdad más profunda. Respecto a esto Merlín diría: «No me entiendas mal cuando digo que el espíritu deja pistas por todas partes. No quise decir que las pistas fueran obvias o que fuera fácil penetrar el mismo misterio».
Si el espíritu arroja pistas por todas partes, la preguntaría sería cómo hacemos para verlas. Ante todo debemos estar dispuestos para verlas más allá de lo que encontremos, porque quizás veamos cosas que no sean de nuestro agrado. Pero exactamente de ello, debemos aprender una lección. Y para ver las pistas que nos quieren mostrar hay que despojarse de miedos y de culpas.
Hay diversas formas en que el espíritu aflora: el encuentro con una persona en quien estabamos pensando, oír una palabra que nos estaba rondando por la cabeza sin explicación aparente, planes que se dañan sólo para revelar un beneficio oculto, notar que nos suceden demasiadas coincidencias a la vez.
No existen las coincidencias, cada cosa que nos sucede responde a algo en nuestra vida. Los percances o accidentes de los que escapamos por poco y las intuiciones que se hacen realidad también forman parte de esta categoría. La pregunta que nos debemos hacer no es: ¿Por qué sucedió esto?, sino: ¿Porqué me sucedió a mí?, pero no debemos hacerla autocompadeciéndonos por lo que nos sucedió, sino con la fuerza y la voluntad para aprender algo de esa situación.
Todo lo que nos sucede tiene un propósito útil. Aunque cueste aceptarlo, para el mago, es nuestra sabiduría interior, los mayores desastres son lo mejor que le puede pasar a nuestro espíritu, aunque nos cueste comprender este punto de vista. Es difícil, aprender a buscar en medio del dolor de una pérdida, pero vuelvo a repetir que jamás cargamos con algo más pesado de lo que podemos llevar.
Si vemos las cosas que nos suceden como «algo» que pasó y nada más, difícilmente podremos encontrar las pistas de la verdad de las cosas, y las dejaremos pasar una vez más.
Cuando estamos abiertos a la búsqueda espiritual, las pistas comienzan a manifestarse. Porque al buscar, comenzamos por el corazón y el corazón es el hogar de La Verdad.
Podemos mentirle y ocultarle cosas a cualquier persona, menos a nosotros mismos. Y cuando digo que el corazón es el hogar de la verdad, me refiero a esas situaciones que sentimos que humanamente ya no podemos hacer nada, entonces delegamos y dejamos nuestro problema en manos del Señor. Y eso es «Orar», y todas nuestras oraciones son escuchadas y correspondidas, porque el Universo Divino siempre responde a nuestras peticiones, siempre que lo que pidamos sea en armonía para nosotros y para todo el mundo. Y las cosas siempre se manifiestan en el momento y en el lugar indicado de acuerdo a las Leyes Divinas.
Cuando las pistas comienzan a adquirir matices espirituales, podemos encontrar en ellas: las oraciones escuchadas, las experiencias cercanas a la muerte, ver el aura o la luz divina y sentir la maravillosa presencia de los ángeles. A todo esto, solemos llamarlos fenómenos. Sin embargo para Merlín esas pistas tienen por objeto guiar a una persona en particular, para que de esa situación aprenda algo.
No es posible descifrar el significado de las cosas a menos que pidamos que nos sea revelado. Merlín siempre le decía a Arturo: «No esperes que el Espíritu te escriba un libro y después te lo lea».
Así como la vida es creativa, así lo es el espíritu. Cada pista dirigida a ti está hecha para nuestro nivel de conciencia, es decir para que podamos llegar a entender lo que nos quiere enseñar.
«Respeta tu misterio. No hay nada más profundo, dijo Merlín. Pero persíguelo incansablemente y trata de arrancarle el velo a cada segundo. En ello radica la riqueza de la vida, en que cada vez ofrece más con cada pista que revela».

Lección Nº 18
Podemos vivir la inmortalidad en medio de la mortalidad. El tiempo y la eternidad no son opuestos. Como la eternidad lo abarca todo no tiene contrario. Para nuestro ego, luchamos por resolver los problemas. Para nuestro espíritu, esa lucha es el problema.
El mago sabe de esa lucha entre el ego y el espíritu, pero sabe que los dos son inmortales y no pueden morir. Todos los aspectos del yo son inmortales, incluso hasta las partes a las cuales juzgamos más duramente.
Cuando Arturo era muy joven, oyó hablar de un loco que vivía en el bosque de Camelot. De él se decía que era un desquiciado, sin embargo algo vibró en el interior del corazón de Arturo y decidió ir en busca de aquel misterioso hombre.
Al llegar al bosque se encontró con la esposa de aquel hombre llamado William. Estaba muy asustada.
«No tengas miedo, solo quiero ayudar a tu esposo», le dijo Arturo a la mujer.
«Ya no me reconoce como esposa. Mi William ha jurado que permanecerá dentro de la choza hasta que muera o reciba una señal de Dios», le contestó aterrada de miedo.
«Pero por qué?, le preguntó asombrado Arturo.
«El dolor, mi señor. Teníamos un hijo a quien amaba por encima de todas las cosas. Mi Will un día salió al bosque con nuestro hijo que para entonces tenía seis años. Will estaba concentrado en su trabajo, y cuando no lo miraba, el niño se alejó. Lo llamamos y lo buscamos hasta la desesperación, pero dos días después, su cuerpecito apareció flotando en las aguas del arroyo. Nuestro hijo se ahogó y mi esposo no se perdona a sí mismo» dijo.
«El dolor no es para quitarse la vida» replicó Arturo.
«Si, pero ha jurado que mientras Dios no venga a decirle porqué se llevó a nuestro hijo habrá de maldecir el mundo» se lamentó la mujer.
Arturo se quedó cerca de la choza durante toda la noche, esperando poder hablar con William.
«En cierto modo me siento más cerca de ti que de cualquier otra persona de mi reino. Soy nuevo en esto de gobernar y siento profundamente el sufrimiento que me rodea. Tu tragedia también es la mía, mientras yo sea tu rey.» Le dijo Arturo a William esperando que aquel hombre desdichado comenzara a hablar.
«Espero a Dios. No necesito oír tus discursos. Deja que Él responda por sí mismo.
Tuve un maestro llamado Merlín que me decía que la única solución contra el mal, no era luchar contra él, sino darse cuenta de que en realidad no existe» dijo Arturo.
«Palabras insensatas. Busca otro maestro. En ese caso deberías encerrarte en esta choza conmigo, puesto que has visto los verdaderos sentimientos de Dios con respecto al mundo. Él desea que nosotros suframos» dijo William con voz de amargura.
«También me sentí como tú por mucho tiempo, pero Merlín me enseñó que en la vida hay dos caminos. Por uno de ellos la persona trata de conseguir la recompensa del cielo y si vive virtuosamente, alcanzará su meta. Si existe el cielo, también debe existir el infierno, pero es igualmente temporal, porque con el tiempo la persona se cansa de sus tormentos y comienza a salir de él nuevamente.
Por lo tanto el primer camino que el alma puede escoger es un círculo constante que va del cielo al infierno una y otra vez. La clave de esto es darnos cuenta que tanto uno como otro son nuestra propia creación, que somos nosotros quien mantenemos activo este ciclo. Como creemos en la dualidad, el mal debe existir como contrario del bien, la luz debe tener una sombra para poder ser luz. Al reconocer esto, podremos escoger otra cosa.» le explicó Arturo a William.
«¿Cuál?»
«Más allá de los juegos de los contrarios, decía Merlín existe una dimensión eterna de Luz pura, de ser puro, de Amor puro. Si Dios ha de presentarse ante nosotros, habrá de ser a través de lo que nosotros consideremos como posible. Nuestra voluntad es libre y podemos encadenarnos al eterno juego del placer y el dolor. Pero tenemos la misma libertad de apartarnos y no sufrir nunca más. Lamento haberme entrometido en tu pena. Te dejaré ahora.»
Arturo se levantó y comenzó a caminar por el bosque pensando en aquel hombre llamado Will.
Apenas camino unos cien pasos cuando sintió un resplandor y el ruido a llamas. Temiendo que Will hubiera incendiado la choza, comenzó a correr solo para detenerse en seco.
La choza se había convertido en una inmensa bola de luz blanca resplandeciente y de ella salió un ángel que dijo: «Dios me dijo que ustedes los mortales conocían un secreto y como siempre tenía la razón. Ustedes saben que Dios no está sencillamente en el cielo, sino mucho más allá, en el ámbito del Espíritu puro». Y con esas palabras el ángel desapareció.
La esencia de esta lección se explica en ella y es que en la vida hay dos caminos. El Bien y el mal. Aunque todo en la creación tiene su contrario, hay algo que no lo tiene: La totalidad del Espíritu.
Esta no tiene contrario porque lo abarca todo. Para escoger el segundo camino debemos a estar dispuestos a renunciar a luchar contra el mal. Ese es el sendero del mago. «Realidad «siempre significa experiencia, y para tener experiencia se requiere de tiempo y de ser paciente con uno mismo. A pesar de que nos quejamos del mal, este ha convivido con nosotros desde siempre, por lo tanto es muy fácil perder la esperanza, como el hombre de la choza.
Pero el nombre del hombre de la choza es «WILL», por una razón (en inglés, WILL significa deseo y también voluntad), es nuestra libre voluntad la que nos permite romper el ciclo del bien y el mal. Esta es la promesa que encierra esta lección. El Sendero del Mago está lleno de compasión, porque resuelve el problema del sufrimiento en la medida en que nos acercamos a la luz del Espíritu.

Lección Nº 19
Los magos Jamás condenan el deseo. Fue siguiendo sus deseos como se convirtieron en magos.
Todo deseo nace de un deseo anterior. La cadena del deseo jamás termina. Es la vida misma. No consideres inútil o equivocado ninguno de tus deseos, algún día todos se cumplirán.
Los deseos son como semillas a la espera de la estación para germinar. De una sola semilla de deseo nacen bosques completos. Aprecia cada uno de los deseos de tu corazón por trivial que te parezcan. Un día esos deseos triviales te conducirán a Dios.
Fue un día de Navidad cuando Arturo sacó la espada de la piedra. Era una gran hazaña. Una multitud estaba allí para presenciarlo, menos Merlín. Por la noche Arturo pensaba en su destino de ser Rey y en silencio oró: «Te necesito maestro».
En el silencio de la noche apareció en su habitación su hermano adoptivo, Kay y le preguntó:
«¿Cómo te encuentras?.
Arturo respiró profundamente y le dijo: «Alza un poco la luz y mira los objetos que hay sobre mi cama. Pedí la ayuda de Merlín y aparecieron estas tres cosas. Este muñeco fue mi primer juguete. Tendría dos años cuando Merlín lo hizo para mí. Esta honda rota la hice con piel de venado y una horqueta cuando tenía ocho. Este espejo agrietado lo encontré en el bosque cuando tenía doce años. ¿Sabes que tiene en común?
Kay sacudió la cabeza.
Fueron las cosas más importantes que tuve, cada una en su momento, y ahora míralas».
«Basura inservible» dijo Kay.
«Sin embargo, siento una enorme dicha al verlas porque sé que Merlín estuvo conmigo todo el tiempo. Verás, cuando tenía dos años deseaba solo juguetes, cuando tenía ocho solo deseaba cazar golondrinas y ardillas y cuando tenía doce sólo deseaba mirarme al espejo para saber si le gustaría a las chicas. Aunque dejé atrás todas estas cosas, cada una de ellas fue un peldaño para llegar a este momento.
También algún día depondré la corona, aunque sea mi único deseo y destino ahora. Porque será el momento que ella será tan trivial, tan inútil como la honda rota, como el muñeco y tan vana como el espejo. Creo que es eso lo que Merlín quiso que viera».
Sabemos que los deseos son muy importantes para nuestro corazón, y aunque vamos por la vida deseando cada vez más cosas, siempre estamos desechando nuestros viejos deseos como si nunca hubieran tenido importancia.
«Eres humano y en tu naturaleza está el desear más y más. El deseo es lo que te impulsa en la vida hasta que llega el momento en que deseas una vida superior. Por lo tanto no te avergüences de desear tantas cosas, pero tampoco te engañes pensando que lo que deseas hoy será suficiente para mañana» le decía Merlín a Arturo.
Para Merlín no existe razón para emitir juicios contra los deseos. «El deseo arrastra a los mortales a todo tipo de desasosiegos, pero es parte del plan de Dios que tengan deseos. Para descubrir la verdadera naturaleza del deseo debes comenzar sin juzgar. Honra a todos tus deseos, guárdalos en tu corazón.
No luches para obtener lo que deseas, confía en que tu espíritu superior te ha hecho concebir el deseo, y deja en sus manos el que éste se torne realidad. Verás que el aspecto malo del deseo no está en el deseo mismo, sino en la lucha de los hombres por hacerlo realidad.
Considera al deseo como la disposición para recibir lo que Dios desea dar. Este mundo es un regalo. El creador no fue obligado a hacerlo. Sólo tu capacidad para recibir es lo que limita la capacidad de Dios para darte lo que deseas. Si juzgas a tus deseos, entonces estarás juzgándote a ti mismo.
Si pudieras ver la forma de cumplir todos tus deseos- que es lo que Dios quiere para ti todo el tiempo- te darías cuenta que sin el deseo no podrías crecer, sin la fuente de nuevos deseos, quedarías atrapado en la inmadurez perpetua».
Con estas palabras de Merlín me quedo pensando en lo siguiente: cuantas veces pasamos por situaciones donde alguien necesita de nuestra ayuda y nosotros damos hasta lo que no tenemos para ayudar a esa persona, y cuantas veces somos nosotros los que necesitamos que nos ayuden y nos cuesta mucho pedir ayuda. A veces sentimos vergüenza de pedir lo que necesitamos, otras veces orgullo, mal entendido.

Cuantas veces pasamos por situaciones límites donde nos preguntamos el porqué estamos pasando por esto. Creo que la respuesta está en las sabias palabras de Merlín: estamos capacitados para dar y muchas veces la capacidad de recibir no la hemos aprendido. No saber recibir ayuda, es limitar a Dios en su obra de querer darnos lo que más necesitamos.

Muchas veces detrás de la riqueza hay un profundo vacío espiritual, y esto no quiere decir que desear algo material esté mal. El vacío espiritual se creó cuando volvimos los ojos hacia las cosas externas, esas que tanto necesitamos tener, y esperar de ellas lo que no pueden hacer. Las cosas externas jamás pueden satisfacer las necesidades espirituales. El dinero es necesario pero no tiene valor espiritual, no abre la puerta del paraíso.
Los primeros deseos que tenemos en nuestra vida están relacionadas con el placer, con el instinto de supervivencia, con el poder. Nada de esto está mal. No son deseos bajos, son deseos preliminares, como escalones que debemos subir para llegar a otro tipo de deseos.
Para ilustrar esto Merlín decía: «No trates de convertirte en un buscador de Dios. Siempre lo buscaste desde tu nacimiento, solo que al principio el Dios al cual buscabas eran tus juguetes, después la aprobación, luego el sexo, el dinero y el poder.
Cada una de estas cosas fueron objeto de deseo para ti. Regocíjate en ellas cuando sean los deseos del momento, pero prepárate para dejarlas atrás. Tu gran problema no será el deseo, sino tu apego a las cosas, sentir la necesidad de aferrarse a las cosas cuando el flujo de la vida te pide que las dejes ir.
Tenemos tantos apegos en la vida. Nos cuesta dejar ir recuerdos, cosas materiales y lo más importante. los afectos. Una amiga alguna vez me dijo que el verdadero amor estaba en el desapego de la persona a la cual amamos. Desapego no es sinónimo de indiferencia, al contrario, es saber querer a la otra persona.
Porque el apego emocional no nos permite crecer como seres únicos, no nos permite compartir con los demás que están fuera de esa relación. Hoy puedo entender lo que ella me quiso decir. Sin libertad no es posible amar a nadie.
Es sumamente importante comprender la naturaleza de nuestros deseos, reconocer que de acuerdo con el plan divino, todos los deseos están para cumplirse. Dios no nos impide tener todo lo que deseamos. Somos nosotros los que creemos en el fondo que no merecemos tenerlo.
Esa forma de juzgarnos crea bloqueos en la vida, pero cuando averiguamos el porqué de nuestra forma de pensar, éstos desaparecen, entonces el camino del deseo se convierte en dicha porque es la ruta más corta y más natural para llegar a Dios. No hay deseo que sea trivial, porque todo deseo posee un significado espiritual.
Cada uno es un pequeño paso hacia el día en que deseemos la más elevada realización: conocer nuestra naturaleza divina.

Lección Nº 20
«El mayor bien que puedes hacerle al mundo es convertirte en mago».
Era el último día que Merlín y Arturo estarían juntos. Arturo estaba al lado del camino que conducía al bosque esperando ver a Merlín. Un espeso parche de bosque que había crecido de la noche a la mañana, se lo había tragado y con él, la entrada a la cueva de cristal.
«¿No regresaré jamás, no? Preguntó Arturo lleno de tristeza.
«No hay necesidad de que lo hagas, ya terminaste conmigo» respondió Merlín.
«Dudo que algún día pueda terminar contigo» pensó Arturo.
Leyendo sus pensamientos Merlín le dijo: «Quise darte un obsequio de despedida y no se me ocurrió nada más bueno que esto» y le señaló el camino en el cual estaban parados, que también había aparecido de la noche a la mañana.
«Los senderos son la señal del mago, no lo sabías? Recuerda mis palabras. Un mago es aquel que enseña alejándose y cuando tú mismo puedas alejarte, serás un mago. Aunque creas poseer parte de esta tierra, en realidad sólo caminas sobre ella. En espíritu, eres el polvo del camino, la inquietud del viento.
Ustedes construyen casas para protegerse del mundo. Para un mago, el hogar es este momento, y los momentos siempre están en movimiento.
Pero alejarte de mí, es el mejor obsequio que puedo darte».
Arturo comenzó a caminar por el sendero con ansias de conocer el nuevo mundo. La imagen de Merlín se desvanecía cada vez más, sin embargo escucho en su interior una dulce vos que le decía: «Te he llevado a los lugares más recónditos de tu alma. Ahora deberás encontrarlos nuevamente, esta vez por ti mismo».
Con anterioridad ya habíamos hablado del tema del desapego, de la posibilidad de aprender y de recorrer nuestro camino espiritual sin necesidad de crear lazos afectivos de dependencia con nadie. Andar un camino es señal de desapego y los magos enseñan que la verdadera libertad está en el desapego.
Una persona libre vive en el espíritu. Sin embargo nuestra vida está llena de apegos afectivos y materiales y creemos que lo que mejor funciona en la vida es el apego.
El primer apego que solemos tener es creernos dueños de la tierra donde vivimos. Alguien nos hizo creer que podemos controlar el destino de la tierra. Creemos que podemos hacer de la naturaleza lo que nos plazca, talando árboles indiscriminadamente, contaminando ríos, destruyendo o ensuciando reservas naturalezas, etc. Sin embargo y a pesar de todo, la tierra tiene un espíritu que supervisa nuestro bienestar.
Pero no es posible controlar o poseer ese espíritu. Y aunque los humanos hemos causado daño a la tierra, el resultado final será una vez más causarnos daño a nosotros mismos.
Desapego no es lo mismo que sentir indiferencia. Podemos ver el sufrimiento ajeno y tratar de ayudar a esa persona para aliviarle su dolor, sin involucrarnos en el problema ajeno. Merlín lo explica de esta forma: » Cuando veas el sufrimiento, apresúrate a aliviarlo, pero cerciórate de no salir con el sufrimiento pegado a ti». Y esto nos remite al concepto de la «Compasión».
La raíz de la palabra compasión es «sufrir con» y esa es la forma en que la interpretamos. Suponemos que la persona compasiva es la que asume el sufrimiento de la otra, pero si esto fuera así, la compasión duplicaría el sufrimiento en el mundo en vez de aliviarlo. La verdadera compasión no es negativa.
Podemos estar con alguien que esté sufriendo y en un sentido muy literal «sentir» el dolor ajeno, o acompañarla en el dolor sintiéndonos seguros en el espíritu.

Estas veinte lecciones que compartimos juntos, es lo que Deepak Chopra llama «el sendero del mago», que se originó en el mito y en la memoria profunda de la humanidad.
Merlín representaría entonces un espíritu de la naturaleza dotado de gran magia, poder, y sabiduría de espíritu.
En el mundo en el que vivimos no hay espíritus de la naturaleza, porque en muchos aspectos decidimos apartarnos de ella para querer conquistar la tierra. Sin embargo sé que están entre nosotros y para encontrarlos sólo hay que dejar de sentir esa necesidad de querer controlar todo para ser «UNO» con el Universo Creador.
Los magos nunca se apartaron de la naturaleza, de modo que no tienen sitio al cual regresar. Nos esperan para acogernos cuando regresemos al espíritu. Sus deseos son, que si deseamos unirnos a la naturaleza, primeramente debemos encontrar nuestra propia naturaleza. «Allá afuera no hay otra cosa que el reflejo de lo que hay aquí, adentro nuestro«.
Si deseamos regresar al espíritu, debemos reconocer que nuestro hogar es el momento presente. En el «AHORA» se esconde una energía tremenda, mucho más grande de lo que nuestra mente puede imaginar.
Todo el poder presente está en nuestro interior. Cuando estamos presentes en el momento tocamos la fuente de la vida. El tiempo fluye a partir de este momento, porque el pasado ya no tiene poder sobre nosotros, ya no hay retorno posible porque no se puede modificar lo que ya sucedió, ni se puede retroceder en el tiempo, si se puede, construir a partir del momento presente.
En este momento usted es un mago. Ha perfeccionado el espíritu, jamás se ha separado de Dios y de la naturaleza. Lo único que ha sucedido es que en la lucha por no sentir dolor ha comenzado a bloquear el momento presente.

La memoria de las cosas que nos ocurren y el deseo de querer olvidar lo que nos hace daño, ocultan al espíritu. Y esto sucede porque en algún momento de su vida empezó a temer por su seguridad aquí en la Tierra.
La inseguridad es el motivo por el cual atacamos a la Tierra, porque si confiáramos en que la Tierra siempre tiene todo lo que necesitamos para subsistir, ninguno de nosotros perseguiría la supervivencia de una manera tan frenética.
«Confía en la confianza, ten fe en la fe», decía Merlín. «Esa es la única solución cuando se han perdido la confianza y la fe. Dentro de nuestro corazón no somos otra cosa que confianza.
Apreciemos en silencio la vida que nos sale al encuentro a cada momento y en el presente encontraremos la energía, la abundancia, la paz, la inteligencia y la creatividad. Todos ellos son los obsequios del silencio envueltos dentro del espíritu de la Tierra.

Referencias
el sendero del mago de deepak chopra. completo