El Sendero de un Mago- Anécdotas Mago Merlín y Arturo II
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Lección Nº 1
«Hay un mago dentro de cada uno de nosotros. Un mago que lo ve y lo sabe todo».
Se necesita tener una vida para aprender lo que el mago tiene que enseñarnos.
En primer lugar, nuestro mago interior en nuestras páginas se llamará Merlín. Él, que representa nuestra sabiduría interior, ha sobrevivido siglos, ha pasado por infinidad de pruebas. Pero nuestro mago reacciona ante la vida del mismo modo: «Él ve».
Y dijo Merlín a Arturo:
«Cuando veía a una persona no podía evitar ver a toda su familia y a sus amigos. Esas eran extensiones de la persona que me decían mucho más acerca de quien era ella en realidad… comencé a ver debajo de la máscara de su apariencia física. Vi sus emociones, sus deseos, sus temores, sus sueños…
Comencé a observar la energía que emana de la persona… con mundos dentro de mundos en todas las personas con quienes me encontraba. Entonces me di cuenta de que todo ser vivo es el Universo entero, sólo que cada vez lleva un disfraz diferente.
Llegará el día en que te darás cuenta que todo el maravilloso Universo vive dentro de ti y entonces serás un Mago. Como Mago no vives en el mundo, el mundo vive dentro de ti…
Entonces Arturo preguntó:
Dinos entonces porqué sufrimos, porqué envejecemos y morimos.
Y Merlín respondió:
Puedo resolver toda tu ignorancia y tu dolor, sólo si tu comprendes una cosa; Yo estoy dentro de ti. Ésta persona con quien estás hablando no es distinta a ti. Somos una sola persona y en el punto donde estamos unidos ninguno de tus problemas existe.
«El Mago está más allá de los contrarios, de la Luz y la Oscuridad, del Bien y el Mal, del Placer y del Dolor».
Felizmente, nuestro Mago interior sólo ve la verdad en el espíritu, no la falsedad, porque el placer que sentimos a través de nuestros sentidos, el dolor que experimentamos ante una pérdida, la búsqueda infinita de la riqueza y el rechazo extremo a la pobreza, todo esto que conforma nuestra vida cotidiana parece «real» solo hasta el momento en que se aprende a ver con los ojos del mago.
La apariencia exterior de la vida «ES» la vida misma si lo único en lo que creemos es solamente en lo que podemos ver y sentir. Pero no debemos olvidar que «todo es posible. solo si así lo creemos».
«Todo lo que el Mago ve tiene sus raíces en el mundo invisible… «
«El cuerpo y la mente podrán descansar, pero el Mago vela permanentemente».
«El Mago posee el secreto de la inmortalidad».
En muchas ocasiones necesitamos de gurúes para saber el porque de ciertas cosas, necesitamos encontrarle el significado a una determinada situación, y la respuesta la encontraremos en el silencio de nuestro interior. Sin el silencio el Mago no tiene espacio. Sin silencio no es posible apreciar la vida…
¿Pero cómo lograremos tener esa paz? preguntó Arturo.
«Busquen dentro de ustedes mismos, donde sólo hay paz». dijo Merlín.
La voz de Merlín, nuestro Mago, es como una suave voz que siempre nos susurra… «Encuéntrame», esa voz es tranquila, es calma y está en paz.
Cuantas veces nos preguntamos si existe «algo» más allá de lo que estamos viviendo, sin saber exactamente lo que ese «algo» podría ser.
Dedica tiempo a reflexionar no sobre «lo que ves», sino sobre «por qué lo ves». Si podemos ver lo que nos está sucediendo es porque nuestra sabiduría interior nos está demostrando que «algo» debemos aprender de esta experiencia. No lo mires con ojos críticos, echa un manto de Amor a cada situación.
Cada experiencia es un canto a la vida misma por más dolorosa que ella sea. Esto significa que estamos «vivos», y si estamos vivos es porque aún debemos aprender. Y este es el milagro.
Todo lo que vemos en nuestro mundo interior podemos hacerlo realidad en nuestra vida cotidiana. Como el alquimista, podemos transformar las cosas, tus deseos, tus ilusiones, en Oro, porque el oro es el símbolo de la pureza del espíritu, que reside en nuestro interior y que nos pertenece a todos por igual.
Los siete pasos de la alquimia se cumplirán cuando podamos dejar atrás todas nuestras limitaciones, todos nuestros temores y tomemos conciencia del espíritu puro que llevamos dentro.
Nuestro primer paso es reconocer la existencia del Mago en nuestro interior.
En la época del Rey Arturo, discípulo en espíritu de Merlín, el objetivo supremo de esta búsqueda era encontrar El Santo Grial, el símbolo más poderoso de la pureza del espíritu por lo tanto la Alquimia y El Santo Grial son la búsqueda profunda del aspecto eterno de la vida, que no es otra cosa que el Amor puro, la Felicidad pura y la realización en el espíritu.
Dejemos que la Sabiduría Espiritual ilumine nuestro ser interior, escuchemos su voz… escuchemos la voz del Mago.
Lección Nº 2
«La magia solo retornará con el regreso de la inocencia. La esencia del mago es la transformación».
«He tenido miedo de confesártelo Merlín, dijo Arturo. Pero cuando me inclino sobre el agua no puedo ver mi propio reflejo. No veo donde lavarme, ni siquiera se como soy».
Y Merlín respondió: «La ausencia de reflejo significa que no tienes imagen de ti mismo. Cuando la imagen de ti mismo no te distrae; entonces estas en estado de inocencia«.
¿Qué nos viene a la mente cuando pensamos en la inocencia? Quizás recordemos cuando éramos niños, donde nuestro mundo consistía en jugar durante horas interminables, horas llenas de placer, de emoción, donde a cada momento descubríamos cosas nuevas. Nos maravillaba ver la belleza de una flor, o quizás, nos quedábamos esperando ver abrir sus pétalos…
Podíamos ver con nuestros propios ojos la belleza de la creación y no nos preocupaba realmente nuestra imagen. No sabíamos que era ser gordo o flaco, alto o bajo, inteligente o poco dotado; simplemente «éramos»…
Con el tiempo, fuimos creando nuestra propia imagen. La inocencia es un estado natural que todos poseemos que va quedando oculta tras la imagen que vamos creando de nosotros mismos. Las líneas y arrugas cuentan nuestra propia historia de vida, nuestras alegrías, nuestras tristezas, triunfos y derrotas; experiencias buenas y no tan buenas.
Cuando creemos conocer «algo», incluyéndonos a nosotros mismos, en realidad lo que estamos viendo es nuestros propios juicios o rótulos. A todo le ponemos rótulos. Esto está «bien», esto está «mal», él es «amigo», aquel es un «extraño», y en base a los rótulos que le ponemos a las cosas y a las circunstancias es que nos manejamos por la vida.
El Mago, nuestra sabiduría interior, no pone rótulos a las cosas. Él siempre ve las cosas como nuevas. Un mago puede pasar horas contemplando un cielo de estrellas o un ciervo pastando y en cada momento de su contemplación no deja de asombrarse.
¿Cuántas veces nosotros podemos observar una cosa varias veces sin aburrirnos por el hecho de sentir que «siempre» estamos viendo la misma cosa?. No olvidemos que el mundo es un espejo de nosotros mismos.
¿»Pero cómo podemos ver al mundo con nuevos ojos? preguntaron los mortales a Merlín.
«Ustedes han perdido la inocencia. Como le han puesto un nombre a las cosas ya no ven las cosas… ven sus rótulos» dijo Merlín.
El mundo es grande y está lleno de transformaciones fascinantes. Sin embargo para contemplar las cosas con los ojos del Mago es necesario que nuestro «YO» se transforme continuamente. La clave está en la transformación. No puedes traer al mundo a tu viejo yo y pretender ver al mundo enteramente nuevo.
El Mago nunca ve las cosas de la misma manera dos veces. Cuando el Mago contempla a un cielo estrellado puede ver mas allá de él, puede percibir con los ojos de la inocencia, su calidez, su pureza, su eternidad… Cuando podamos transformar el modo que tenemos de «ver» las cosas, entonces habremos recuperado la inocencia.
Cuando podamos vernos con los ojos de la inocencia, descubriremos realmente quienes somos. Somos esencia, somos Amor, somos creación divina y por lo tanto «perfectos».
La inocencia está más allá de nuestra mente y de nuestros pensamientos. La inocencia es poder descubrir las bellezas de la Creación, las que forman nuestra vida cotidiana, aunque nuestros ojos estén nublados por las lágrimas.
¿Cuántas veces podemos ver algo sin estar condicionados por lo que esperamos ver?.
«Si realmente pudieras ver ese árbol que está allá»… le dijo Merlín a Arturo.
¿Porqué? Es solo un árbol! Exclamó Arturo.
«No». Dijo Merlín. «Es solo un árbol en tu mente. Para otra persona es una expresión de espíritu y belleza infinitos. En la mente de Dios es un hijo querido más dulce que cualquier cosa que puedas imaginar».
Mira con inocencia y serás dador de vida. Recobraremos nuestra inocencia cuando veamos el amor que palpita en cada brizna de creación.
Contémplate con los ojos llenos de amor y verás que eres una porción integra del alma de Dios.
Lección Nº 3
El Mago observa los ires y venires del mundo. Pero su alma habita en el mundo de la luz. El paisaje cambia, el observador permanece igual. El cuerpo es sólo el sitio a lo que los recuerdos llaman hogar.
A nuestro mago interior también podríamos llamarlo «testigo de luz«. El no interviene en el mundo, él solo ve y comprende nuestras cosas. Nuestro mago no descansa, permanece despierto mientras soñamos o dormimos. No necesita ver a través de nuestros ojos.
En un sentido muy espiritual, nosotros podemos «ver» mientras dormimos, porque «ver» significa, estar despiertos a la Inteligencia Universal.
El conocimiento del mago es sabiduría pura, que no depende de lo que pasa en nuestra vida cotidiana. Sin importar lo que suceda allí afuera, nuestra sabiduría permanece despierta.
La luz es una metáfora que utilizamos para hablar de los estados elevados del ser.
«Toda consciencia es Luz» decía Merlín; «y toda luz es consciencia«. Las fronteras que inventamos para dividir el cielo de la tierra, la mente y la materia, lo irreal de lo real, son fronteras creadas por nosotros mismos. Y si las hemos creado, también podemos hacerlas desaparecer con la misma facilidad.
Fuimos creados como videntes a fin de que el mundo existiera como algo para ver. Sin los ojos, el mundo sería invisible. Sin embargo nuestra sabiduría todo lo ve.
«Desearía hacer milagros» suplicó Arturo.
«Este mundo fue creado gracias a ti» replicó Merlín. «No te parece suficiente milagro?»
Para Merlín, nuestro mago, el mundo entero es una forma de hablar consigo mismo.
«Si alguna vez olvidas algo, el bosque te lo recordará» le dijo Merlín a Arturo.
«He olvidado muchas cosas y el bosque no me lo recordó» protestó Arturo.
«No es cierto» replicó Merlín. «de lo único que puedes olvidarte es de ti mismo«.
Lección Nº 4
¿Quién soy yo? es la única pregunta que vale hacerse y la única que nunca se responde nuestro destino es representar una infinidad de papeles; pero esos papeles no somos nosotros mismos.
El espíritu no tiene un lugar, pero deja detrás de sí una huella que llamamos cuerpo.
Un Mago no es un suceso local, que sueña con un mundo más grande. Un Mago es un mundo que sueña con sucesos locales.
Cuenta la leyenda que Merlín desapareció de la vida de Arturo durante muchos años. Sin embargo un día apareció en Camelot y Arturo, hecho rey, quiso dar un banquete en su honor. Lean el siguiente diálogo…
«Tal vez podría asistir si eres la persona que creo que eres» -dijo Merlín-.
«Pero dime la verdad; ¿quién eres en realidad?».
Y dijo Merlín en voz alta a toda la corte del Rey Arturo: «le doy esta bolsa de polvo de oro al que pueda decirme quien es esta persona», e instantáneamente apareció en su mano una bolsa repleta de oro en polvo.
«Todos sabemos que es el Rey», replicó un joven de la Corte. Merlín sacudió la cabeza y expulsó al joven de la corte.
«¡Es Arturo, hasta un idiota sabe eso!», gritó una anciana sirvienta. Merlín le ordenó que abandonara el recinto.
Entonces todos comenzaron a ensayar respuestas y se escuchaba «el hijo de Uther Pendragon, el gobernante de Camelot, el soberano de Inglaterra!», pero Merlín no aceptó ninguna respuesta y uno a uno fueron abandonando la corte.
«Merlín, nos has puesto a todos en una situación embarazosa -dijo Arturo-, pero estoy seguro de saber quien soy, por lo tanto mi respuesta es esta: Soy tu amigo y discípulo«.
Merlín lo escuchó atentamente, se dirigió a la ventana ylanzó el polvo de oro en el aire. «¿Por qué hiciste eso? Gritó Arturo lleno de confusión…
«Tuve que hacerlo, el viento me dijo quien eras«, replicó Merlín.
«¿El viento? ¿Pero si no dijo nada?», replicó Arturo.
«Precisamente«, contestó Merlín.
Maravilloso diálogo hemos leído. La pregunta es: ¿Quién puede decirnos quienes somos en realidad?
Los Magos, no tienen nombre ni pertenecen a ciclo alguno. «Quien quiera que me llame por mi nombre es un extraño. El hecho de que reconozcas mi rostro no significa que me conozcas«, dijo Merlín.
Cómo dijimos en las lecciones anteriores, vivimos llenos de limitaciones; a cada cosa le ponemos un rótulo y una definición. En nuestra vida como seres mortales lo primero que nos limita son los nombres.
Nuestro nombre es una especie de rótulo que dice que nos llamamos «así», que nacemos en determinado lugar, en determinada hora, que pertenecemos a una determinada familia. Con el correr de los años el nombre define otras cosas. Por ejemplo, que vayamos a una determinada escuela y que sigamos determinada profesión.
Cuando llegamos a los treinta, nuestra identidad está encerrada en un cajón lleno de palabras, de rótulos, que pretenden definirnos como personas. Por ejemplo: «Dr. Pérez, Licenciado en Medicina; católico, educado en la Universidad de…, casado, buen padre de familia», «María, esposa de…, ama de casa, mamá de…».
¿Alguien puede saber quien es realmente atrás de cada uno de estos disfraces? Disfraces que iremos adoptando de acuerdo a la circunstancia que nos toque vivir.
El Dr. Pérez, será doctor en su trabajo, papá, esposo y amante en su hogar… Más allá de todos estos rótulos que tenemos a lo largo de nuestra vida ¿quiénes somos en realidad cuando estamos a solas con nosotros mismos?
Cada rótulo existente en nuestra vida, atrapa a nuestro espíritu incondicionado, rodeándolo de limitaciones y de condiciones. Estas limitaciones se refieren a nuestro cuerpo en realidad, que pareciera en cierto modo que nos definen como persona y nada está más lejos de ser real. Todos y absolutamente todos somos mucho más que un cuerpo y que cada definición y rótulo que pretenda decir quienes somos.
Nuestro destino es representar una infinidad de papeles en la vida, pero esos papeles nos somos nosotros mismos. Nuestro espíritu habita en un maravilloso templo que es nuestro cuerpo y que lo vamos limitando con cada rótulo.
El Mago es un mundo que sueña con sucesos locales. No hay fronteras que le limiten, no tiene límites, ni rótulos que lo determinen, simplemente «es». Es consciencia, es Luz.
Decía Merlín: «Este cuerpo es como un nido al cual llegan mis pensamientos… está bien decir que esta envoltura de carne y hueso soy yo, pero sólo si esa colina, si esa pradera y ese castillo también soy yo».
Merlín decía que en nuestro cuerpo llevamos colgados nuestras creencias, nuestros temores, sueños, prejuicios y todo esto se manifiesta en cada palabra, en cada gesto, en cada sonrisa y en cada mirada.
Pasamos por la vida representando papeles y cada papel que actuamos es una limitación. La mayor parte del tiempo nos experimentamos a través de una limitación. «Algo» o «alguien» o un determinado lugar nos dice en nuestra mente si esto que hacemos está bien o está mal y que aquí, en este lugar debemos comportarnos de esta manera.
Creemos que asumir un gran número de papeles en esta sociedad tan demandante y exigente en que vivimos significa ser «completos». Está bien visto y aceptado ser «buen padre de familia», «profesional» y encima «exitoso». Yo me pregunto: ¿Para quién somos completos?
Para el mago ser completo significa liberarse de todo papel. «Soy un espíritu libre reducido a la apariencia de este pequeño cuerpo» diría Merlín.
Podemos tapar el Sol con un dedo; pero acaso su Luz ¿no llena todo el cielo?
Dejar de representar papeles es de por sí difícil, pero hay un momento en la mañana, cuando despertamos, ese instante donde ningún pensamiento viene a nuestra mente… es un instante de consciencia pura, somos nosotros mismos. Esta experiencia de simplicidad se repite en pequeños momentos del día pero no nos damos cuenta.
Nos identificamos con cada pensamiento. Sin embargo, en realidad «no somos lo que pensamos». Es difícil creer esto ¿no? Pero los pensamientos que pasan por la cabeza no son nuestros, le pertenecen al nombre que tenemos, al lugar donde estamos pensando y a la situación que en ese momento estamos viviendo. Por ejemplo: si tú, que está leyendo estas páginas eres hombre y estás preocupado por tu hijo, no eres tú el que tiene estos pensamientos; «es el padre»; es el papel que en ese momento estás adoptando para esa situación.
Cada papel que adoptamos tiene su gran importancia pero llega el momento en que esos papeles terminan y entonces debemos confrontarnos con la eterna pregunta: ¿quiénes somos en realidad? Enigma que jamás descifraremos. Sin embargo creo que podemos trascender más allá de cada uno de nuestros papeles.
Cuando la belleza de una flor te maraville, obsérvala, regocíjate en ella, luego detiene la atención en quien la está observando. Eres tu quien la está observando. Tú eres el «observador» y te darás cuenta que no hay límites ni fronteras entre la flor y tú. Puedes proyectarte en esa maravillosa flor y formar parte de ella y ella permanecer en ti.
No hay límites para nuestra sabiduría interior. Nosotros somos creación divina y la Creación también es parte de nuestro Ser. Si puedes encontrarte a ti mismo en la belleza de una flor, si puedes reconocerte en el sufrimiento ajeno, te habrás encontrado a ti mismo. Somos «Uno», con la Creación Divina, no lo olvides.
Busquemos durante el día ese estado de quietud, de silencio, de paz, que no tiene nombre ni rótulos y encontraremos a un Ser esperando por nosotros. Todos tenemos nuestra propia Cueva de Cristal, ese lugar que nos pertenece únicamente a nosotros, donde las palabras son tan dulces como el silencio, aquel lugar donde se encuentra el verdadero tesoro de la vida: nuestra Sabiduría Interior.
Discúlpame, antes de que cierres esta página quisiera preguntarte algo… ¿quién eres tú?
Lección Nº 5
«Los magos no creen en la muerte. A la luz de la consciencia, todo vive. No hay principio ni fin. Para el Mago, estos no son más que fabricaciones de la mente. Para estar totalmente vivos, es preciso estar muerto para el pasado«.
En todas las historias de Merlín, se decía que el mago vivía hacia atrás en el tiempo. Los aldeanos murmuraban que se había visto a Merlín en los cementerios, entregando regalos de bautismo a las lápidas.
«Puedes explicarme porqué vives hacia atrás en el tiempo?», preguntó Arturo.
«Porque todos los magos lo hacen. Porque lo preferimos. Tiene muchas ventajas. Ahora te lo demostraré», dijo Merlín.
Entonces Merlín le dio una pala a Arturo y le pidió que comenzara a excavar una zanja. Arturo comenzó con su tarea y cuando ya se sentía exhausto de cavar la zanja le preguntó «¿Con esto es suficiente?», y Merlín le respondió
«Si, es suficiente. Ahora llénala de nuevo».
Arturo enojado comenzó a llenar la zanja. Cuando terminó con su tarea Merlín le preguntó, «Qué piensas del trabajo que acabas de hacer?»
«Que no tenía objeto», se desahogó Arturo.
«Exactamente, y lo mismo sucede con la mayoría de los esfuerzos del ser humano. Pero la inutilidad solo se descubre cuando ya es demasiado tarde, una vez realizado el trabajo. Si vivieras hacia atrás en el tiempo, habrías reconocido que hacer esa zanja no tenía objeto, y no te habrías molestado en comenzar a cavar».
Podría decirse que todo profeta vive hacia atrás en el tiempo, puesto que aparentemente experimenta lo que aún no ha sucedido. Se diría que el día del nacimiento de un mago es el día en que desaparece del mundo, suponiendo que en realidad muera.
Según Merlín, el tiempo es la eternidad cuantificada. Todos estamos rodeados por lo eterno. Para el mago la muerte es solo una creencia, si pensamos en nuestro cuerpo como aquel que nos marca nuestro principio al nacer y el fin cuando morimos. Para Merlín todo es energía pura, y la energía no tiene principio ni final. Nuestra sabiduría interior es eterna.
«Yo soy esa chispa de consciencia. Soy inmortal e inmune al tiempo. No te limites a especular sobre mí, a juzgar si debes aceptarme o rechazarme. Sumérgete hasta el fondo y desecha todas tus dudas. Cuando finalmente nos encontremos, sabrás quién soy. Y entonces mi inmortalidad no será una simple noción, será una realidad viva en ti».
Lección Nº 6
«La sabiduría espiritual es un campo omnipresente. Sus conocimientos son eternos y fluyen para siempre. En los momentos de revelación están contenidos siglos de conocimiento. Vivimos como ondas de energía en el vasto océano de la Energía Universal. Cuando dejamos de lado nuestro ego tenemos acceso a la totalidad de la memoria».
«Tuve un mal sueño«, murmuró Arturo. «Soñé, que era la última persona que quedaba sobre la tierra y caminaba por bosques desolados».
«¿Sueño?, dijo Merlín. «Eso no fue un sueño. ERES la última persona sobre la Tierra».
«Tú no puedes decir eso. No estamos juntos, tú y yo aquí?» preguntó Arturo.
«Bueno desde el punto de vista de la imagen que tienes de ti mismo a la cual las personas del futuro llaman «Ego», tú eres el único. Cuando dices «yo», te refieres a un conjunto de experiencias, con toda su historia personal y privada que nadie más puede compartir. Nada parece más personal que la memoria. Tú y yo hemos andado por caminos diferentes, aunque hayamos estado juntos. No es posible compartir «verdaderamente» con otra persona una sola lágrima o una sonrisa.
El «Ego» es lo que te hace sentir solo encerrándote en un mundo en el cual nadie más puede entrar. No obstante se puede dejar de lado. Comprende que no hay nada tuyo que no sea parte de los demás, salvo en la manera como lo ve tu ego. Tu tarea consiste en ir más allá del ego y sumergirte dentro del océano de la consciencia universal».De hecho todos damos por sentado que no podemos compartir plenamente las experiencias, los temores, deseos y sueños de nadie, y nadie puede entrar en los nuestros.
Las cosas más íntimas de nosotros mismos desde que nacemos, nuestros recuerdos y experiencias nos producen soledad y aislamiento. El Ego es esa parte del yo que sentimos muy personal e imposible de compartir con otra persona.
Merlín le dijo una vez a Arturo» Trata de olvidarme, si puedes». Arturo lo miró perplejo y le contestó » No podría olvidarte jamas y no deseo hacerlo. ¿Tú deseas olvidarme?».
«Definitivamente, replicó Merlín. Verás, deseo que seamos amigos, y si te recuerdo, ¿qué tendré?. No al verdadero tú, sino una imagen muerta. Eso es lo que es un recuerdo, una cosa viva convertida en imagen muerta.
Pero mientras pueda olvidarte día a día, entonces despertaré para verte renovado al día siguiente. Veré al verdadero tú, despojado de imágenes gastadas». Para Merlín, todos comparten la misma consciencia universal. La sabiduría fluye eternamente y abarca todos los pensamientos, todas las emociones. En la medida que somos una sola persona, seremos como una gota en el océano, en la medida que seamos parte de la consciencia universal, seremos todo el océano.
Puedes ser tú mismo y ser Todo al mismo tiempo. Aunque pueda parecerte un misterio. Así es.
Referencias